viernes, 13 de enero de 2012

Confesión de amor de una esclava de Dracula

Mmmmmmmm, no sé como empezar ya son tantos años, o mejor dicho tantos siglos en esta condición que no se desde cuando me encuentro en estas tierra, mis ojos han visto tantas cosas y mi cuerpo a sentido sensaciones de cientos de años.

Era apena una joven cuando fui convertida, por él, el famoso y tan conocido Dracula, se fijo en mi, en una pobre chica de Londres, el gozo conmigo muchos años, me enseño este arte, además del de amar, fui su muñeca a la única que le permitió estar siempre a su lado, poderlo mirar a los ojos, ese fue un derecho que me gane con rebeldía, en un principio cuando lo miraba directamente a los ojos el me llevaba hasta la muerte con su maltrato, pero jamás moría yo era inmortal por su voluntad, después de unos cuantos años el acepto de que no había poder humano ni vampiresco que me obligara a no mirarlo directamente.

Si yo fui convertida para ser su esclava pero algo en el o que el encontró en mi lo hizo tomar otra decisión yo no solo era su esclava, con quien podía hacer lo que gustase, beber de mi sangre, gozar de mí, sino me trato como algo mas aunque jamás me libero formalmente, siempre debía estar donde el estuviese, yo también lo comencé a querer en un comienzo lo odie por separarme de mi familia, lo repudie por obligarme a costar con él, pero todo ese odio pronto se transformo en una especie de amor, que mas de amor era lealtad, le debía mucho a Dracula como para traicionarlo, el me convirtió en una joven, confiada, osada, en una guerrera, no había nadie más que el que me venciera, muchos intentaron casarme pero ninguno lo logro, todos fueron mis alimentos.

Si se lo que puedan estar pensando cómo puedo decir que el hizo de mi alguien bueno, si me convirtió en una asesina, en una traidora para la raza que algún día pertenecí, pero después de unos años se olvida como eran los rostros de los seres amados, después del horror que tuve que vivir con Dracula y sus amigos, pero lo agradezco.

Aun ahora sigo al lado de Dracula, el es mi amante perfecto, mi señor y mi única familia, no sé si él me quiere, o solo soy una más de su sirviente, pero por algo aun me mantiene siempre a su lado.

Con amor, a Dracula, escribo esta confesión.

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