jueves, 14 de mayo de 2015

Un relato para un ángel

La pequeña niña estaba tomada de la mano de su madre sintiendo la lluvia caer en su piel, su madre le había pasado el paraguas pero ella lo había rechazado al igual que su madre le encantaba sentir las gotas acariciar su piel, era como un roce melancólico de una vida fantasma que añoraba volver a ser lo que ya no era. La pequeña miraba fijamente a su madre que contemplaba lo que tenia frente con un dejo de tristeza tan marcado como aquel día de lluvia de invierno, pero con una leve sonrisa en sus labios, como si estuviera pintada por un pincel suave y cálido a colores monocromáticos, la pequeña desvió la vista a lo que estaba atrapando la mirada de su madre, aun no aprendía a leer así que no pudo saber quien era, pero sabia que estaban en un cementerio su padre le había explicado cuando había muerto su abuela lo que era, el lugar en donde dejamos dormir aquellos que le ha tocado marcharse, pero donde estaban ahora no era donde habían dejado que la abuela durmiera.
-Mamá ¿quién duerme aquí?, pregunto la niña mirando a su madre que desvió la vista hacia ella, la mujer se güiro después de un rato y se arrodillo para quedar a la altura de su pequeña.
-Ahí descansa un ángel pequeña, el ángel más hermoso que me ha tocado conocer en esta vida, quien a cuidado de mi desde el día en que lo perdí, ha sido mi guardián y la luz en mi tinieblas, dijo la madre mirando a los ojos de la pequeña que la contemplaba.
-¿Quién era ese ángel?, quiso saber la pequeña al notar claramente ese sentimiento de amor en la mirada de su madre, la mujer desvió un momento la vita a la tumba que tenia frente y su sonrisa desapareció un instante, sin embargo al volver a ver a su hija estaba nuevamente.
-Fue el primer amor que experimento mi corazón, ese muchacho que hizo latir a mi corazón de una forma inesperada, que revolvió mi cabeza y de quien era la mejor amiga, el niño con quien podía reír, jugar, discutir, realizar travesura, esa persona inseparable que tienes cuando eres niños, adolescente ya nos separamos el amor lo complica todo y mas cuando es guardado en silencio, relato la mujer.
-Lo querías mucho, dijo la niña, mas que una pregunta fue una afirmación.
-Lo adoraba, cuando me entere que él se había marchado, parte de mi mundo de derrumbo, resurgieron todos esos sentimiento guardado y no supe otra vez como reaccionar, pero él se volvió mi ángel de la guarda, mi compañero silencioso, con quien podía contar en mis momentos más difíciles, estaba presente en todo aunque no estuviera, me guió durante mis estudios, apoyo incondicionalmente cada una de mis locuras, fue feliz al verme feliz y aun mas cuando decidí continuar con mi vida aunque él ya no estuviese, dijo la madre tocando el medallon que adornaba su cuello.
-¿Él fue feliz cuando yo nací?,pregunto con curiosidad la pequeña.
-Claro que lo fue, sin duda fue el ángel mas feliz al ver que me tocaba cuidar de otro ángel, estuvo feliz cuando coincidí con tu padre, porque por fin encontraba a alguien que me cuidaría en tierra por parte de él y sabes mi pequeña él me prometió cuidar de ti también, protegerte siempre de todo mal y ser la luz de tu camino como lo ha sido conmigo, dijo la madre abrazando a la niña que se aferro a ella de inmediato.
-¿Por qué hemos venido hoy a verlo?, pregunto la niña al momento en que u madre se volvía  a poner de pies para contemplar la tumba.
-Porque hoy es un nuevo mes de su partida, hoy es de nuevo catorce y yo le he prometido escribir una carta al cielo cada mes y venir a dejar una flor a su tumba para mandarle un beso de te extraño tanto como el primer día, dijo la mujer sin mirar a la niña, pero esta pudo contemplar a pesar de la lluvia que rodaban tristes lagrimas al momento de dejar una única flor blanca a los pies de la tumba, tomo de nuevo de la mano de su hija esta vez para marcharse de aquel lugar.
-Cuida siempre de mi madre desde el cielo que en la tierra mi padre y yo la protegeremos siempre, dijo la pequeña niña sonriendo frente a la tumba antes de volver a coger la mano de su madre, que sonrió a ese pequeño y adorable gesto de su pequeña.
Hoy es un nuevo catorce en el que te extraño tanto como el primer día pero en el que el tiempo me ha obligado a darme cuenta que debo avanzar, tanto por ti como por mi, y se que siempre estarás cuidándome desde el cielo mi ángel de la guarda, espero que te haya gustado este relato hecho para ti.

2 comentarios:

  1. Un relato precioso, triste y tierno con gran sentimiento, me encanta.

    un abrazo!

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  2. Cuánta ternura desprenden estas palabras. También complicidad y cercanía entre la madre la hija. Muestras en ejemplo perfecto de cómo deben de ser las relaciones entre las personas.

    También es un ejercicio de fe. Un ejemplo del amor en la distancia, pero no es una distancia física, una distancia que puede salvarse con el movimiento. Sino una distancia dimensional. Y se muestran tan cercanos como si estuvieran el uno al lado del otro. Y ese tipo de afecto, emociona y mucho.

    Enhorabuena ^_^.

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