domingo, 9 de marzo de 2014

abismo

Y ella no supo cuando ni el como de estar al borde de ese abismo, que se presentaba con gran esplendor a sus pies esperando ese paso para tragarla en el silencio y con un mudo testigo, aquel silencioso acompañante que siempre estaba en lo alto, la luna que fue el testigo de su vida.
Tal vez todo empezó esa noche en que sus ojos se cruzaron y ella simplemente no supo del mundo nunca mas, o tal vez ahora estaba en ese abismo tras esa noche en que lo vio partir para nunca mas volver, sin embargo lo mas probable era la mezcla de ambos evento que la habían llevado a eso, a la cima de la felicidad absoluta y de la tristeza de la vida.
Él había sido su abismo, el peor de sus tormento, pero ella seguía amándolo con intensidad y pensando que había sido lo mejor de su vida, sin importarle que la historia con ese enigmático chico fuera la que la arrastro a la locura de un abismo sin retorno.

1 comentario:

  1. Bonito texto, ese tipo de abismo, el que es una persona, suele ser el abismo que más asusta por todo lo que puede pasar en la caída, todo lo que puede cambiar en un solo segundo y poner la vida patas arriba... me ha gustado ;)

    Un abrazo!

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