Al final la fortaleza abandona
y la debilidad de un corazón herido
se hace presente en pequeñas gotitas
que nublan un momento mi mirada.
...
Por un momento la tormenta se desato
se hizo incontrolable, arrasando con todo
con el alma herida y la defensas baja
no se le puede detener.
....
Por un momento me abandone a las lagrimas
a la soledad de mi pasar, que me ahoga,
a los sentimientos que congelo, para no sentir,
me he mostrado vulnerable al silencio,
me he vuelto humana por un instante.
....
Solo por un instante deje que mi alma se desahogue,
deje de envenenarla con lo que me guardo,
al final el dolor ha ganado a la voluntad
y todo se ha traducido en algo,
en algo simple como una lagrima.
El desahogo, preciosa, ha terminado encontrando una manera de materializarse y se ha hecho lágrimas. Ya está, guapísima, ya está. Ya estás más tranquila, o quizá no, pero tienes una gota menos de dolor dentro de ti.
ResponderEliminarEs necesario dejar escapar el dolor. Se puede aprovechar como dice tu texto, cualquier momento de soledad, cuando nadie mira, cuando nadie ve y dejar que se vaya al menos durante un tiempo breve. Y puedes repetirlo y dejar escapar otra gota de dolor. Al final, aunque el dolor tiene a volver, al menos, un momento de alivio tienes. Y respiras.
Un escrito intenso y fuerte, mi niña. Lo siento sincero. Y eso te hace más grande y valiente.
Un abrazo grande y que tengas una buena noche llena de sueños cumplidos y cosas bonitas.
Precioso escrito. Creo que tienes mucho talento. Pasaré más por tu blog para estar atenta a todo lo que escribes. Un saludo :)
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